¿Te ha sucedido que te cuesta incorporar el hábito de meditar o se vuelve una experiencia estresante para ti?

Normalmente construimos ideales de lo que escuchamos en otras personas sobre el qué, cómo, cuándo y dónde meditar; si de día, si de noche, si de pie, si dormidos, si despiertos, si acostados, si sentados o si te vas a un extremo, DE CABEZA 🤯

Es bien importante recordarte que la meditación es una experiencia individual y el colocar todos estos elementos de estrés hacen que tu experiencia a ese viaje interior no sea efectiva y mucho menos, AFECTIVA desde lo positivo.

¿Qué tiene que ver la afectividad?, recuerda que la afectividad tiene relación con el permitirte experimentar emociones. Entonces te decía, ni efectiva y no afectiva desde lo positivo, porque en este escenario donde tu eres el PROTAGONISTA, tu meditación se vuelve terrible porque colocas emociones desde lo negativo generando un montón de estrés, descalificativos, frustraciones… (ya me imaginé a tu cuerpo todo tenso). Y en lugar de una experiencia mágica, termina siendo una obligación más 😞

Aquí te van mis claves para que incorpores este habito en tu rutina:

1-  Establece un horario y date permiso para ser flexible.
Destina parte de tu tiempo antes de dormir o después de despertar para esta actividad. 

2-  Escoge un espacio o varios espacios.
Más vale tener varias opciones por si el primero te lo roban, si es que vives con familia. 

3- Pide ayuda a los Ángeles.
Puedes pedirles a los Ángeles que te ayuden en tu proceso de meditación. Pídeles que te acompañen en los viajes que harás al interior y que te entreguen aquellos mensajes que necesitas recibir. Recuerda solicitarles que te los muestren de la manera en que tú puedas entenderlos. 

¡Permítele a los Ángeles sorprenderte!

 4-  Ambienta tu espacio de meditación.
Te recomiendo colocar en ese espacio los siguientes elementos (seguro encuentras todo en casa):

o   Un cuarzo o piedra que te guste y puedes incluir algún dije o anillo de tu preferencia.

o   Aromaterapia a través de un incienso, esencia o perfume.

o   Siempre es bien divertido prender una vela, así que enciende la luz, como si fuera tu propia luz.

o   Ya sea acostado o sentado, procura tener la espalda recta sin forzarte (recuerda que estás aprendiendo a tratarte mejor), por lo tanto puedes tener un elemento que te ayude a mantener esa posición.

5-  Intenciona la experiencia.
Ya sea que medites en silencio o bien utilices meditaciones guiadas, es necesario que siempre coloques tu propia intención. ¡Escríbela! 

6- Pidete permiso.
Así como cuando visitas la casa de alguien importante, en donde sacas todos tus mejores modales y pides permiso para tomar cualquier cosa, con esa misma intención, respeto y amor deberás pedirte permiso a ti mismo.
Puedes repetir (mínimo 3 veces):

 “YO, me permito la conexión de mi CUERPO, MENTE Y ALMA”

7-  Siente y observa.
Cierra los ojos y pon atención a las reacciones emocionales y corporales.
Que la pregunta sea ¿Cómo me siento?, y la respuesta sea por ejemplo:

“Siento mis pies fríos, las manos calientes, cosquilleos, tengo muchos pensamientos”.

Intenta identificar todo lo que pase en ti, es una forma de comenzar a escucharte y contestar algo más que el famoso “bien”.

Si algo te llega a incomodar déjalo pasar, inhalando y exhalando y si no puedes aislarlo, busca otro momento o haz eso que tienes pendiente y después regresa a tu momento del viaje interior.

8-  Inhala y exhala.
Previamente y durante todas estas recomendaciones comienza a generar un proceso de respiración más profundo y amoroso.
Aunque tengas las fosas nasales tapadas, verás que si inhalas y exhalas profundamente, se abrirá tu pecho, expondrás tu corazón a ti mismo. 

Con estas recomendaciones verás que tendrás mejores resultados en tus meditaciones porque intencionarás desde el amor la energía con que entrarás en lo más profundo de tu ser.

 Además si observas, hay varias recomendaciones que puedes incluir en tu día a día para generar un ambiente más amable en tu centro de trabajo, familia, cumpleaños, momentos íntimos con tu pareja, tu ducha… es decir, en cada momento que sea especial para ti.

Te invito a que pruebes contestarte a ti mismo con mayor detalle la pregunta: “¿Cómo estoy?”, haciéndote consciente de emociones, pensamientos y estado corporal. Evita decir, en la medida de lo posible, “estoy bien”, sin antes haber echado un ojo a tu corazón, tu ser y sentir.

Cuéntanos si te gustó y sobre todo si te sirvió esta información 🙏🏼

¡Te quiero un montón y nos vemos pronto!

Con cariño,

Alex Méndez

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